domingo, diciembre 30, 2012

Al color por el gris

Algunos creen -y me lo repiten hasta decir basta, espero que por última vez- que el nombre de este blog, Grisáceo, debería cambiar, porque es negativo, pesimista. Y tienen razón, en cierta manera. El gris es un color que adjetiva a las vidas sin sentido, a los días apagados, a la ambigüedad, al acero, al hormigón, a la niebla, a la melancolía.

Eso es cierto, sí, pero también el gris se asocia a otros elementos que son positivos y son los que inspiran el nombre del blog.

Así pues, el gris es el color de la masa cerebral, a la que suele denominarse "materia gris". Pensar, actividad necesaria, y positiva, y que en nuestro tiempo escasea. Cuando se piensa -aparente inacción- nacen mil ideas, cada una de un color distinto.

El gris es también el color de la ceniza impuesta en la Cuaresma, tiempo gris por antonomasia  pero, sin embargo, de positivo cambio. Al parecer -eso cuenta la Wikipedia- durante la Cuaresma permanecían cerrados los retablos y trípticos de las iglesias,  dejando así a la vista las grisallas que, al menos los flamencos, pintaban en sus tapas. Pero una vez pasada la cuaresma, se reabría y volvía a estallar el color... el del Jardín de las delicias de El Bosco, por ejemplo. ¿Hay algo más colorido? Pero el color solo volvía tras ese tiempo gris y de positiva transición.

Otro gris es el del matiz que posibilita el encuentro y el acuerdo, el de las medias tintas positivas, el que nos recuerda que en tantas ocasiones las cosas no son blancas o negras, sino que tienen matices y que en el matiz es donde podemos tender puentes y encontrarnos. Sin duda, ese matiz -muy distinto del relativismo- es otro de los grandes ausentes de nuestra cultura, que se extremiza por momentos. Ese es, de nuevo, un gris positivo, que en cuanto aparece en escena surgen de él todos los colores del encuentro, de la paz, de la alegría.

El gris es, por decirlo de algún modo, el color de la experiencia, de las canas, del retrato antiguo. Mirar atrás y ver qué dijeron, cómo vivieron, qué ideales tuvieron, cómo amaron, cómo lucharon... eso es positivo. Hay que aprender de lo bueno del pasado y desaprender lo que no funcionó. El pasado, gris, es una fuente de futuro, esperanzador, verde, de color.

Por último, al menos para este post que escribe un periodista, el gris es el color del periodismo, de la prensa, del grafito al que no se le escapa una idea. El periodismo, que pone blanco sobre negro los hechos después de contrastarlos, es garante de la democracia, que bien vivida, es una de las mayores manifestaciones de convivencia de gentes de todos los colores, en todos los sentidos.

Así que el gris, que comúnmente tiene connotaciones negativas, es para mi, en este contexto, uno de los colores más positivos que hay. Es un color que representa algo tan necesario como el filtro, el impasse, que hace posible que una vez filtrado venga el color, la luz, la paz.

Feliz año nuevo, lleno de grises, ¡y colores!

domingo, julio 01, 2012

Gracias, Salvador: un canto al periodismo

El periodismo pasa por una crisis, al menos doble: una más profunda, de identidad, y la otra de modelo de negocio. Y ambas se retroalimentan. Una gran parte del periodismo de nuestros días, al menos del español, está comprometido con casi todo menos con la verdad. Tenemos un periodismo poco honrado, muy politizado. Un periodismo de consigna y de intereses (comerciales y políticos), que llega muchas veces a conclusiones gratuitas en vez de dar datos -un  poco más caros, más difíciles de conseguir- para que sea el lector quien saque sus propias conclusiones. Yo no sigo a conciencia los foros en los que se debate cuál es el futuro del periodismo, pero sé una cosa: los periodistas necesitamos reflexionar profundamente y necesitamos también referentes.

Y aquí es donde entra el Dr. Salvador Aragonés en escena. Él es un referente para la profesión. Me dio clase cuando él era un profesor recién aterrizado a la Universitat Internacional de Catalunya, también cuando pasó a ser vicedecano. Más adelante me fichó como profesor, siendo él ya el decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Ahora que se nos jubila como docente, tengo la necesidad de sacarlo a la palestra de la red. Me quiero ceñir -fue el contenido de la clase magistral con que se despedía de sus clases- a citar una fórmula suya que si todos los periodistas nos empeñásemos en seguir al pie de la letra otro gallo nos cantaría. Ahí va: P = IH (6w+3c + a) + C + Ft. El periodismo, la noticia, surge de la suma de tres elementos, se sustenta sobre tres columnas: la columna técnico textual, la columna contextual y la columna de las fuentes. La primera columna habla del interés humano que debe envolver a las noticias para que funcionen dando por sentado que se siguen para la redacción tres elementos básicos: que responda a las famosas 6 w's (qué, quién, cuándo, cómo, dónde y por qué), que sea corta, clara y completa (3c) y que tenga actualidad (a). A esa primera columna técnica se le suma el contexto: el periodista debe saber escribir pero también ser una persona muy leída, culta: debe saber de economía, historia, literatura, geografía, arte, antropología , religiones, etc.Y por fin llega la columna de las fuentes: deben contrastarse, se deben haber oído varias campanas. Hasta ahí lo "técnico", que no es poco. Salvador añadía, y yo suscribo, que ese periodista debe ser un hombre o una mujer de valores, de virtudes. Debe cultivarlas todas, y entre ellas, en un lugar destacado, el amor a la verdad. 


Gracias Salvador por todos estos años en que después de una largísima etapa entre los fogones de la información te has dedicado a enseñar a los jóvenes cómo ser buenos profesionales. Gracias por ser un referente para el periodismo de calidad.

miércoles, junio 06, 2012

Por una marca Barcelona sostenible

Tenemos un gran respeto por la vida privada de las personas: “cada cual haga lo que quiera –decimos- mientras en el ámbito público se comporte legalmente”. Tenemos un acuerdo tácito con esta especie de esquizofrenia, que es insostenible. Así lo hemos visto con la crisis que azota nuestros días: ya todo el mundo está de acuerdo con que, a parte de una crisis económica, pasamos por una crisis de valores. Ahora volvemos a saber, por contraposición con los corruptos desenmascarados, que los buenos profesionales, para serlo, tienen que ser también buenas personas. Por eso yo me opongo a respaldar un macrocomplejo como el Eurovegas en Barcelona, en mi casa. No puedo imaginar que las personas que frecuenten sus instalaciones puedan luego ser buenos profesionales. Es verdad que nos puede traer mucho dinero, mucho empleo, mucha alegría a corto plazo, pero ¿es esa la marca que queremos construir para Barcelona? ¿es así como contribuimos a apagar la crisis, poniendo las bases de otra nueva? Prefiero que los esfuerzos y la ilusión unánime que hemos mostrado para traer el Eurovegas los dirijamos hacia la construcción de la Barcelona de la cultura, la innovación, el talento y la familia. Quizá a corto plazo sea más costoso, pero nuestros hijos nos lo agradecerán.


(es una carta que envié el 4 de marzo al periódico, y que no publicaron, y ahora que cobra actualidad el tema, la publico)

martes, junio 05, 2012

Consejos vendo y para mi no tengo

Pues eso, que con la tontería llevo desde principio de curso sin actualizar el blog. Y si en otros blogs eso fuera grave, en este más, pues un servidor se dedica a aconsejar a troche y moche -y Troche y Moche no son personas sino el modo en que lo hace- que la gente se abra blogs, que los actualice, que escriba. Y claro, eso no cuadra con que ésta, en el ecuador del año, sea la primera entrada de 2012. No es de recibo. Pero me enmiendo y he aquí el remedio: esta entrada, que si bien es poca cosa, algo es. Y me dará -¡fíjese el lector qué tontería!- un nuevo impulso para que al menos, caigan una o dos entradas nuevas este año, esta vez con un poco más de sentido.