sábado, junio 28, 2008

¿Estás triste o es que eres feo?

Tengo un conocido que en la mili tenía un general muy apreciado por todos, alegre, simpático, enérgico, con verdader preocupación por lo que pasara con los soldados de su compañía. Cuenta que una vez le preguntó a uno de ellos: ¿Estás triste o es que eres feo? Otro autor, cuyo nombre intuyo pero no sé con certeza si era el, decía que un hombre, a los cuarenta años es responsable de su cara. Hay gente que jamás sonríe, y la sonrisa es lo que más atrae. La sonrisa hace la vida agradable a los demás, les ayuda. Y también ayuda al sonriente o sonreidor. Hace un tiempo leí un artículo de Jaime Nubiola, publicado en prensa, titulado "el trabajo de soreír". Allí habla de las virtudes de la sonrisa, de la sonrisa como forma estupenda de comunicación. Como ese autor, me animo a tomarme en serio el trabajo de sonreír.

viernes, junio 27, 2008

La paciencia, la madre de la ciencia

No sé si habréis tenido la oportunidad de ver a los niños pequeños encaramados a un parterre durante algunos minutos y esperando a que su planta, cuya semilla han mal plantado hace apenas unos segundos, crezca, se haga grande y fuerte, dé sombra. Eso nos pasa muchas veces a los hombres: nos proponemos metas y queremos alcanzarlas ya. Necesitamos más paciencia con nosotros mismos, y con los demás. Los hombres, como el buen vino, mejoran con el tiempo. Démonos tiempo. Demos tiempo a los demás. Seguramente nada ayuda la prisa tan propia de nuestro tiempo. En mi despacho tengo un pequeño tarjetón titulado "giornatta sulla lentezza", una jornada sobre la lentitud. Pero no nos vayamos de tema. Eso dará para otro post.

jueves, junio 26, 2008

centros intergeneracionales

Parece que en América está triunfando. Se trata de centros educativos que cuentan con educadores de la tercera edad. ¿Qué hacemos -que se entienda mi pregunta- con los abuelos? Que enseñen a los pequeños. Me parece una idea colosal. He tenido la suerte, gran suerte lo considero, de criarme con mis abuelos, los vecinos del piso de abajo. Transmiten, incluso con la mirada, infinidad de riquezas. Son los que aportan sabiduría popular, los que han luchado toda la vida y ahí están, los que tienen una sensibilidad especial. A un abuelo le duele más que al propio nieto su herida, le apasiona su crecimiento, sus juegos. En fin, me parece una idea excelente. Desde el blog, un recuerdo para los abuelos del mundo, y para los míos.

miércoles, junio 25, 2008

la excelencia no está de moda.

A nadie descubro nada: la excelencia, el acabar bien las cosas, el llegar hasta el final de los temas, no está de moda. Definamos excelencia como superior calidad que hace ser digno de aprecio y reconocimiento. Reconozcamos que muchas veces somos cutres, muy cutres. Y no olvidemos que el actuar nos hace de una determinada manera. La cutrez continua nos hace personas cutres. La profesión, a la que dedicamos muchas horas cada día, nos brinda un campo amplio de mejora en virtudes, en capacides, etc. y viceversa: uno puede encutrecerse paulatinamente hasta el infinito.

domingo, junio 22, 2008

Es que mi profesión es así...

Hace unos días llamaron a una compañera de departamento que se dedica a publicitar mi empresa en los medios. Le llamaron de una revista y le pidieron que hiciese una inserción en ella. Ella, amablemente, le contó por encima el plan de medios que tenía entre manos y que tenía unos objetivos muy concretos y que no podía comprar. Insistió el otro. Propuso algunos "incentivos": tal vez necesitas que envíe un cátering a tu casa... mi compañera fue zanjando la conversación: me parece que no le entiendo bien, tendré que colgarle. Se envalentona el otro: ¿es que tú no miras tu correo? ¡te envíe un mensaje y no lo miraste! ¿Es que no sabes mirar la pantalla? Zanjando de nuevo: perdone, usted es muy maleducado. Tengo que colgarle.
Al acabar la conversación, nos envía un mail explicándo un poco el sucedido. En un contínuo goteo va llegando la gente a su despacho para comentar la jugada. Ella dice "si esto no es nada, te pueden ofrecer un viaje para cuatro personas y luego decir que no insertas es imposible. Este mundillo mueve un dineral." A raíz de esta anécdota, que bien puede levantar comentarios como "pues qué tonta, ¿no? Que acepte un cátering y un viaje y lo que se le eche encima", me planteaba que en todas las profesiones las personas nos enfrentamos a malas prácticas (y no digo "malas" como palabra vacía, aséptica, sino como adjetivo que califica a lo que envilece a la persona, a la profesión, las relaciones comerciales, las interpersonales, etc.)y es ahí donde nos retratamos. Donde podemos hacernos mejores o peores, donde podemos dignificar nuestra profesión o envilecerla. Uno a uno. Olvidemos en "en mi profesión las cosas van así": irán las circunstancias, las cosas, pero las personas pueden hacer lo que quieran. Otra voz que me dice: qué ingénuo eres... aquí, a lo que manden los jefes, que si no te echan... pienso que hay cadenas que no son de hierro.

sábado, junio 21, 2008

Buenos días, buenas tardes, buenas noches...

No sé si recordarás el vecino de Truman en la película El show de Truman. Era el receptor de semejante saludo. No hay que pasarse, pero no podemos olvidar que lo que aprendimos de pequeños no está pasado de moda, y no son puros formalismos. Hay que saludar, enérgicamente si hace falta. Hay que dar las gracias y pedir perdón cuando haga falta. Hay que llamar a la puerta antes de entrar en un sitio, y en el teléfono, preguntar si el otro está ocupado. Hay que levantarse al presentarse. Hay muchas cosas que no están porque sí. Y te vas dando cuenta de que la educación no está reñida con la confianza, sino que la sostiene. Y que la naturalidad, mal entendida, nada tiene que ver con la personalidad, con la modernidad, con la confianza. Y alguno preguntará "¿Qué es eso de que 'hay que'?", y prohibido prohibir y no sé cuantas frases más de manual. Le diría: hacer la vida agradable a los demás es posible, y la eduación ayuda a eso.

viernes, junio 20, 2008

Gracias...


Es más que evidente que de la sequía hemos llegado a que los pantanos se llenaran, en apenas un mes. En conseller de Medi Ambient decía que, aunque agnóstico, pediría a la Mare de Déu de Montserrat que lloviera. Parece que le ha oído. El otro día publicaba la Vanguardia una carta de un lector que le animaba a que, tal como pidió en público que lloviera, que lo agradezca en público. Claro que sí. Volvamos a ser más sencillos: pedir, dar gracias. También el cardenal de Barcelona pedía que se añadiera en las misas una oración por la lluvia, con confianza. Ha habido resultado. Efectivamente habrá quien diga que no hay que caer en la superstición, en no-sé-qué-rollos, etc. Bien. Sólo sé que este verano ni se podía regar, ni llenar piscinas... ahora ya se puede. Yo desde aquí, doy gracias.

domingo, junio 08, 2008

Enseñar...

Es que estos chicos que suben... no saben hacer nada, ni coger una escoba... Algo parecido hablaban el otro día en la calle un matrimonio. Y parece que lo decían de su(s) hijo(s). Me quedé bastante sorprendido... ¿Desde cuándo la gente nace aprendida? De pequeños, al menos en mi casa, nuestros padres nos enseñaron a ayudar, a recoger y a poner la mesa, a hacer la cama, a barrer, a tener las cosas ordenadas, a tener un horario, a superarnos en el día a día. Parece que eso ya no es labor de los padres... ¿Pues de quién va a ser? El colegio es un soporte a la formación de los niños y de las niñas, pero no es lo único. En casa hay que seguir exigiendo. Si no, no sé de qué nos extrañamos.

lunes, junio 02, 2008

Miedo a la autoridad

A propósito de la investigación de algunos cuerpos de policía españoles por corrupción, recuerdo que el otro día comentaba con alguien la gracias que tiene gracia que los mismos que tienen que velar por nuestra seguridad, los famosos cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, son los que habitualmente nos meten más miedo en el cuerpo. Con frecuencia, vamos prevenidos contra todo lo que a ellos se refiere, entramos en tensión, nos da cierto miedo: al mirar por el retrovisor y ver una coche de policía, al ir a una comisaría, al hacer una consulta en la calle...