domingo, junio 22, 2008

Es que mi profesión es así...

Hace unos días llamaron a una compañera de departamento que se dedica a publicitar mi empresa en los medios. Le llamaron de una revista y le pidieron que hiciese una inserción en ella. Ella, amablemente, le contó por encima el plan de medios que tenía entre manos y que tenía unos objetivos muy concretos y que no podía comprar. Insistió el otro. Propuso algunos "incentivos": tal vez necesitas que envíe un cátering a tu casa... mi compañera fue zanjando la conversación: me parece que no le entiendo bien, tendré que colgarle. Se envalentona el otro: ¿es que tú no miras tu correo? ¡te envíe un mensaje y no lo miraste! ¿Es que no sabes mirar la pantalla? Zanjando de nuevo: perdone, usted es muy maleducado. Tengo que colgarle.
Al acabar la conversación, nos envía un mail explicándo un poco el sucedido. En un contínuo goteo va llegando la gente a su despacho para comentar la jugada. Ella dice "si esto no es nada, te pueden ofrecer un viaje para cuatro personas y luego decir que no insertas es imposible. Este mundillo mueve un dineral." A raíz de esta anécdota, que bien puede levantar comentarios como "pues qué tonta, ¿no? Que acepte un cátering y un viaje y lo que se le eche encima", me planteaba que en todas las profesiones las personas nos enfrentamos a malas prácticas (y no digo "malas" como palabra vacía, aséptica, sino como adjetivo que califica a lo que envilece a la persona, a la profesión, las relaciones comerciales, las interpersonales, etc.)y es ahí donde nos retratamos. Donde podemos hacernos mejores o peores, donde podemos dignificar nuestra profesión o envilecerla. Uno a uno. Olvidemos en "en mi profesión las cosas van así": irán las circunstancias, las cosas, pero las personas pueden hacer lo que quieran. Otra voz que me dice: qué ingénuo eres... aquí, a lo que manden los jefes, que si no te echan... pienso que hay cadenas que no son de hierro.

No hay comentarios: