lunes, julio 19, 2010
Emprender: el ejemplo del rey de la pizza
Las mejores pizzas del mundo las hace Fabián Martín, y no lo digo yo, sino los italianos, que de pizzas saben un rato y que anualmente lo dictaminan en un concurso internacional. También lo dicen sus clientes, que están dispuestos a pagar 100 o 200 euros por una de sus pizzas. Hace un tiempo estuve en una conferencia que daba el rey de la pizza -así le llaman- y habló un poco de su trayectoria y de cuál era el secreto para haber llegado donde ha llegado. Me pareció un tipo fascinante: currante, entusiasta, sencillo, simpático, echaopalante... Me quedé con algunas frasecillas y consejos que creo que, aunque bien pudieran estar recogidas en cualquier libro medio de autoayuda, conviene más que hablar mucho de ellas, aplicarlas. Fabián tiene 42 años, es el menor de 6 hermanos, y proviene de una familia humilde de Almería. Se dedicó mucho tiempo al boxeo y era bueno en ello, hasta tal punto que estaba seleccionado para Atlanta 1996, pero en el 95 tuvo -"gracias a Dios", como él dice- un accidente de coche que se lo impidió. Se puso a repartir pizzas y en su puesto de trabajo empezó a pensar cómo el cliente final podía estar más contento y en poco tiempo consiguió subir de 15 a 25 millones los ingresos de su pizzeria, y ganar unas buenas propinas. En un momento dado decidió montar su propia pizzería. Tenía algunos milloncetes -6- que le habían dado como indemnización en el accidente y se gastó 15. Fue a pedir. Nadie le dio, hasta que fue a ver al director de oficina que conocía de cuando era pequeño. Aquella persona le dio casi un millón de pesetas, pero no del banco, sino de su propio bolsillo. Creía en el proyecto, sobre todo, al ver la actitud de Fabián. Una de sus frases fue "Si no te gusta lo que haces, nunca triunfarás"... y eso él lo transmite, y es lo que llevó al director de oficina a dejarle mucho dinero de su bolsillo. Es una cosa que a mi siempre me ha llamado la atención: hay demasiada gente en este país que despotrica de su trabajo. Se diría que, si les gusta su trabajo, lo disimulan muy mal. Otra de sus frases fue: "Mis pizzas tienen cariño, afecto y amor". Es una frase del marketing del de antes, pero que él se la cree. Una pizza no es una obra de arte que requiere miles de horas, como tampoco lo es la fabricación de un tornillo o de cualquier otro producto más o menos sencillo de hacer. Sin embargo uno puede poner atención, cariño, a lo que hace... en el fondo, "la clave es el trabajo bien hecho". Pensar en para quién se hace es otro de los puntos clave: nuestro trabajop hay que concebirlo como un acto de servicio. Y cuando así se concibe, se escucha: "Hay que escuhar a la gente, no creer que ya se sabe demasiado". Otro de sus puntos fuertes es la innovación y la fe "hay que lanzarse, innovar, tener fe, no tener miedo a poner en práctica las ideas, cosa que pasa muy a menudo". Sobre la crisis que estamos pasando es optimista "nunca voveremos a estar como estuvimos hace 30 años o 40" y dice que la generación que tiene ahora 20 años lo pasarán mal porque lo han tenido todo muy fácil, pero los que tienen 10 han crecido en crisis. Habla del esfuerzo y de la constancia y dice claramente que su éxito es compartido, que tiene mucha gente que trabaja con él y que ellos también son la clave. Escribo esto porque ahora que se habla cada dos por tres de emprendeduría y se pinta como la panacea, como el remedio de todos nuestros males, idealizandola la mayoría de las veces, hay que saber que quien quiera emprender tiene que trabajar bien, ser humilde y escuchar, ser lanzado... y sobre todo, ser constante, en lo bueno y en lo malo. Un gran tipo, un buen ejemplo de emprendedor. Desde aquí le doy las gracias a Agustí Brañas por invitarme a la conferencia.
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